miércoles, 17 de mayo de 2017

Homenaje a los parientes del campo

Dice la letra de un contagioso tema musical del compositor Adalberto Álvarez que aquí el que más y el que menos tiene un pariente en el campo, en referencia a la gran cantidad de personas que comenzó a poblar la llamada capital de todos los cubanos, la mayoría proveniente del interior del país.
Mucho de cierto tiene ese sabroso estribillo porque aunque algunos se jacten de vivir en el pueblo, si miran atrás descubren un familiar, no muy lejano, cuyo origen se remonta a los más auténtico de nuestra campiña.
Así en el ir y venir de las colmadas ciudades de Cuba, es fácil encontrarse algún que otro guajiro, unos todavía con sus típicas vestimentas de sombrero de yarey, pantalón de mezclilla, botas o guayaberas… y otros influenciados ya con el último grito de la moda y tan etiquetado como el que más.
Sí, porque los campesinos de ahora y de antes nunca se han dejado ganar por lo que entraña el trabajo rudo. Ellos a la par cultivan la tierra, el apego a la familia, la acogida al caminante, la educación, los buenos modales, la alegría y las genuinas tradiciones.
Cambian los tiempos y el campesinado cubano sigue ahí con su habitual gracejo popular, marcando el camino con su cantío del gallo, despidiendo la tarde con la mirada puesta en el horizonte, defendiendo sus costumbres, feliz de contemplar la siembra.
Cada día inicia bien temprano, apura el café para entrarle de a lleno al desyerbe, preparar los bueyes, ensillar la bestia y comenzar la faena. Ellos, con el orgullo de saberse oriundos del monte, le arrancan al surco los mejores frutos, en esa sapiencia que tanto sorprende y que ya sigue y aconseja hasta el más renombrado científico.
Hombres y mujeres de la campiña, aplatanados y arraigados, en primera fila, incansables al parecer, reconocidos a veces, bien remunerados ahora y respetados por su bravura siempre.
Por ello merecedores del mayor homenaje por su entrega a la encomiable labor de trabajar de sol a sol, enfrentando el recrudecimiento de la sequía o las intensas lluvias.
Motivos para celebrar este 17 de mayo, su día, y para sentirnos identificados por aquello de que el que más y el que menos tiene un pariente en el campo.

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