miércoles, 20 de enero de 2010

El balancito de la familia


En muchísimas familias se atesoran objetos muy valiosos, no por su costo monetario, sino por su valor sentimental.
Sé de personas, por ejemplo, que guardan de generación en generación un par de aretes, un anillo, una cadena, un prendedor, e incluso, un reloj.
Las prendas se tornan con frecuencia patrimonio familiar y así consta en fotos de la abuela o el abuelo, luego en las imágenes de sus descendientes.
Poseerlas deviene un recuerdo más que una herencia porque la mayoría de las veces el precio de la pieza es ínfimo y su estado de conservación no denota belleza ni lujos.
En mi familia tenemos un balancito. Un mueble simple, ya muy deteriorado por los años y el uso; pero entrañable para nosotros desde que mi abuelo lo confeccionó para que sirviera de entretenimiento y asiento a mi mamá cuando era pequeña.
Ella fue la primera en estrenarlo, luego mi tío, quien posa inocente a través del tiempo en estas imágenes. Un poco remozado y siempre querido lo usamos también mi hermana y yo. En la actualidad lo hacen mis hijos, después…
Nadie en el hogar escapa a la tradicional fotografía junto al balancito de la familia. Esa es nuestra joya, humilde y sencilla; sin embargo nos enorgullece tenerla.

sábado, 16 de enero de 2010

Ay, Haití


Estas son imágenes que duelen y nos hacen enmudecer.
Las noticias llegan y entonces conocemos de decenas de miles de muertos, cientos de miles de heridos y casi un millón y medio de personas que perdieron sus casas, son hoy datos estimados que ilustran la tragedia por el terremoto en Haití, donde la tercera parte de la población, fue afectada por el sismo que destrozó el martes la capital de ese país y zonas aledañas.
Fuentes humanitarias explicaron que la destrucción de la infraestructura de la ciudad está obstaculizando la distribución de la ayuda enviada masivamente por la comunidad mundial.
Mientras la incertidumbre y el desespero; pero también el apoyo solidario de países como Cuba que envían médicos dispuestos a salvar vidas en medio de las más hostiles condiciones.
Ante un panorama tan desolador todos quisiéramos hacer algo para ayudar, sin embargo, no todos podemos.
Queda solidarizarnos en el alma y el pensamiento y esperar a que las nuevas noticias traigan signos de recuperación material y espiritual para el pueblo haitiano que sobrevivió a la tragedia.

miércoles, 6 de enero de 2010

La mascota de la familia.


Desde hace mucho tiempo mis hijos querían tener una mascota; pero los adultos siempre tuvimos el temor de que no resultara y que el animal, cualquiera que fuera, les causara algún daño.
Les explicábamos que el hecho de vivir en una casa sin patio, en un segundo piso, era el mayor de los inconvenientes para hacernos de un gato y menos de un perro. Así inventábamos las más diversas excusas, nos escudábamos en que eso atentaría contra la limpieza del hogar o su salud, en fin…
Mientras los niños insistían, al punto de manifestar conformidad hasta con una jicotea o unos peces como mascotas.
Por aquello de que tanto da el cántaro a la fuente hasta que se rompe, llegó al hogar la mascota de la familia, un lindo perro a quien sus anteriores dueños ya tenían bien educadito a la hora de hacer sus necesidades, con buena limpieza y adecuados hábitos alimentarios.
El inquilino se porta muy bien, por el momento. No es de esos perros que ladran y atormentan al vecindario, por el momento. Mis hijos se llevan excelentemente con él, por el momento.
Lo cierto es que Yanko, fue un regalo de un matrimonio amigo, ya cuenta con la aceptación de todos los miembros del núcleo familiar, nos entretiene; aunque nos da mayores ocupaciones y preocupaciones, y lo queremos a pesar de los pocos días de convivencia, convencidos de que no será por el momento.

martes, 5 de enero de 2010

Regalos de año nuevo

Los cubanos solemos esperar el año nuevo en familia. Entonces la cena, el puerco asado, las caldosas, los besos y abrazos cuando el reloj marca las 12 en punto del primer día del almanaque, las visitas, las llamadas telefónicas…
Por estos tiempos se hacen frecuentes, incluso, las reuniones para intercambiar regalos entre los miembros de la familia y algunos vecinos que se motivan con tan peculiar gesto.
En lo particular, con un obsequio estremecedor de parte de mis hijos, recibí este 2010.
Amanda me dedicó un dibujo en el que se puede leer ¨Mamá eres bella¨ y José Alberto otro con el texto ¨Te amo, de José, para papá y mamá¨
No concibo algo mejor para iniciar el año nuevo. Será una sencillez; pero estoy más que satisfecha.

lunes, 4 de enero de 2010

Un año y sus doce meses

Acabamos de iniciar un nuevo año. Con él transitaremos por sus doce tradicionales meses, las semanas y sus días.
Treinta días trae noviembre
Con abril, junio y septiembre
Veintiocho trae uno: febrero
Y los demás Treinta y uno.
Si año bisiesto fuere,
Trae febrero veintinueve.
Muchas personas en nuestras familias, sobre todo los que ya rozan la tercera edad, guardan en su memoria estos peculiares versos y recurren a ellos cuando quieren recordar el número de días que tiene un determinado mes del año. Sin dudas, es un método muy eficaz que nos descubre detalles curiosos.
Los meses del año son muy conocidos, ya que forman parte de nuestra propia vida. Quizás esa sea una razón por la que en nuestro idioma existan tantos apelativos que se derivan de algunos de los meses del año como los nombres Julio y Abril, o los apellidos Mayo y Marzo.
El nombre del primer mes del año procede de la voz Jano, que era el apelativo con el cual se designaba al dios romano de las puertas y los comienzos.
Su símbolo era una cabeza de dos caras, mirando al Este y al Oeste, puntos cardinales por donde sale y se oculta el Sol. De este modo, se representaba el adiós a un año que finalizaba y el saludo al que recién comenzaba.
Por su parte el nombre de Febrero procede de la palabra latina Februa, denominación de los festivales purificación que se celebraban en la antigua Roma durante este mes.
A los enamorados se les dedica cada año un día muy especial: el 14 de febrero. Por tal razón a Febrero se le llama además el mes del amor.
El tercer mes del actual almanaque debe su nombre al Dios de la guerra de los romanos, quienes lo llamaron Marzo en honor a Marte.
Abril es una denominación que se deriva de aperire, palabra que en latín significa abrir. Durante esa estación del año comienzan a abrirse las flores. Por tanto, abrir devino abril.
Tradicionalmente se acepta que el mes de Mayo debe su nombre a Maia, la diosa romana de la primavera y los cultivos. En tanto, la etimología del mes de Junio es dudosa. Algunos derivan el nombre de la diosa romana Juno, considerada la diosa del matrimonio. Hay quienes suponen que Junio guarda relación con el nombre de un clan romano denominado Junios y otra teoría se asocia con la denominación latina iuniores que quiere decir jóvenes, en oposición a maiores que significa mayores, y alude al mes de mayo. Estos son los dos meses dedicados a la juventud y a la vejez, respectivamente.
Julio debe su nombre al emperador romano Julio César. En tanto, Agosto recibió el nombre actual en honor a Cayo Julio César Octavio Augusto. Se le denominó Agosto, por Augusto.
Septiembre es el noveno mes del calendario gregoriano. Antes era el séptimo del calendario romano por lo que toma su nombre de la palabra latina septem que quiere decir siete.
Octubre en anteriores calendarios era el octavo mes. La voz octubre procede del latín octo, que se entiende como ocho.
En cuanto al origen de los nombres de noviembre y diciembre sucede algo similar a los ejemplos anteriores. Novem en latín se refiere a nueve, de ahí la denominación actual: noviembre. Y diciembre que era el décimo mes en el calendario romano conservó el nombre en el actual ajuste. Diez se corresponde con la expresión decen. Por ello se le llamó diciembre.
Son algunas de las razones etimológicas del surgimiento de los nombres de los DOCE meses con que cuenta cada año. Detalles que sirven para descubrir la historia de nuestra lengua.