jueves, 30 de abril de 2009

Médico y amigo

“Quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor. El acto es la dignidad de la grandeza.” José Martí.

Alberto Andrés Dóllar Ramos es una persona muy importante para nuestra familia. Quizás lo sea también para muchos otros tuneros y de seguro en varios lugares donde vivió en Cuba dejó su huella, siempre para bien.
A él lo conocimos en una situación desesperante en el ámbito hogareño. Mi sobrino de solo 8 años de edad accidentalmente recibió un golpe en el abdomen que le provocó un quiste interno entre el estómago y el páncreas.
El trauma requirió seguimiento por ultrasonidos y de inmediato un equipo de especialistas indicó la intervención quirúrgica. Una operación a la que raras veces se habían enfrentado los cirujanos pediatras de Las Tunas, entre ellos, el doctor Dóllar.
Los temores de cada uno de los miembros de la familia se incrementaron. La voz de Dóllar se sentía segura y lograba calmarnos. Reclamaba confianza y en él la depositamos toda.
La cirugía fue complicada; pero finalmente resultó un éxito.
Al día siguiente mi sobrino ya quería caminar. De nuevo las palabras del galeno se hicieron presentes cuando risueño nos comentaba que esa era la mejor reacción en un paciente de su edad y para él representaba la mejor retribución.
Ya han transcurrido DIEZ años desde entonces.
Los acontecimientos marcaron mi vida, la de mi familia y por supuesto la del paciente, quien lleva como recuerdo una inmensa cicatriz de 20 puntadas.
Mi sobrino, José Alejandro Catalá Higuera, se encuentra hoy cumpliendo con su deber en el servicio militar activo y forma parte del equipo juvenil de béisbol de
Las Tunas.
El doctor Dóllar cumple misión internacionalista en Ruanda. Allá practica ahora su noble misión de salvar vidas. Con su voz segura, trato afable y una experiencia profesional maravillosa, devuelve la esperanza a otros infantes.
Humana labor que en su caso, como en el de muchos cubanos que siguen el principio de la solidaridad, supone el reto de estar separado de su linda familia, de sus hijos mayores Yoel, Yanet y Zuzell, de su esposa Deysi y de las descendientes no tan pequeñas Maité y Jessica.
Antes de marcharse Dóllar se despidió telefónicamente de nosotros.
Gesto delicado que descubre sus grandes valores y que recibimos con agradecimiento porque en aquella ocasión nos devolvió la vida del niño y no le bastó, encima, nos regaló una bonita amistad que promete ser eterna.

martes, 21 de abril de 2009

Enma y su familia de orquídeas


Enma vive en esta ciudad de Las Tunas. Enviudó hace trece años y su única hija se encuentra en el suramericano país de Colombia.
Contra toda apariencia, Enma no está sola. Tiene varios hermanos, sobrinos y otros parientes diseminados por varias provincias de Cuba, además de sus amigos y una familia sui géneris que la acompaña: sus orquídeas.
Estas plantas, siempre fascinantes por las formas, sus flores exóticas y colores llamativos, conforman la más extensa familia del reino vegetal y cuenta con más de 25 mil especies en el planeta.
En el patio de Enma existen cuarenta variedades, las que exhibe también en álbumes de fotos, cual típicas postales, y muestra orgullosa a quienes la visitan.
Para esta tunera, el cuidado de sus orquídeas no es solo un entretenimiento, es un modo de descubrir las bellezas de la madre natura en cada florecimiento, suceso esperado y comparado con la llegada de un nuevo miembro a su hogar.
Sin dudas, las conoce muy bien a cada una. Su experiencia sobre el tema es inestimable. Nos comenta que esas plantas no se alimentan del árbol donde viven, solo lo usan como soporte y para alcanzar la luz del sol, que las flores de ciertas especies pueden ser tan pequeñas que es imposible observarlas a simple vista y por lo general, florecen una sola vez al año, siempre por la misma fecha. Algunas pueden permanecer abiertas desde un día o más de tres meses.
De esto y mucho más sabe Enma, quien considera a su familia de orquídeas como una compañía agradable por su hermosura, color y formas sorprendentes.

Aquí regala esta para que disfrutes de sus encantos…

miércoles, 15 de abril de 2009

UN REGALO PARA ALGUIEN ESPECIAL.


“El que es bueno en familia, es también buen ciudadano.”

Sófocles.

Mi padre es un hombre serio, inteligente, muy responsable y súper puntual. Desde hace ya nueve meses se encuentra cumpliendo misión internacionalista en la hermana República Bolivariana de Venezuela.

Para aquellos que se empeñan en decir que la distancia es el olvido, permítanme hacer la conocida salvedad.

La lejanía en mi caso reafirma sentimientos, me pone a pruebas y estrecha vínculos.

Además facilita elementos para refutar la manida frase ¨padre es cualquiera¨ que se repite muchas veces y la rechazo siempre.

Restarle de tal modo protagonismo a la figura del papá representa, en mi opinión, una actitud injusta, desagradecida y malsana.

Es el padre el tronco común de una familia, sostén no solo en cuestiones económicas; sino en equilibrio, respeto y autoridad.

No admitiría que cualquiera representara ese papel en la historia de mi vida porque cualquiera no pasaría horas insomnes cuando enfermé de pequeña, cualquiera no sufriría por mis fracasos y cualquiera no se hubiese preocupado por mis resultados académicos ni disfrutaría de mis éxitos. Cualquiera no sería hoy el abuelo de mis dos hijos.

Si madre es una sola, el padre igualmente es único, el que me engendró, me crió y educó. Uno solo el que me hizo la persona que soy en el presente, con defectos y virtudes, parecida a él en muchas cosas, muy diferente en otras.

Uno solo a quien le debo sencillamente todo y al que extrañaré mucho este 20 de abril, día en que celebra sus 62 cumpleaños.

¡Felicidades!


Abuelas


“! Cansa tanto la vida! En la calle nos debíamos quitar el sombrero cuando pasan los ancianos.”

José Martí.

Para mi es un verdadero privilegio que mis abuelas estén vivas.

Las dos hoy están llenas de achaques, preocupaciones, refunfuñonas, olvidadizas; pero junto a nosotros.

En caracteres y estilos de vida son totalmente diferentes; sin embargo tienen en común el llevar a cuestas más de ocho décadas de existencia, lo cual les permite clasificar y con muy buen average entre las personas que conforman el numeroso grupo de adultos mayores.

Tanto para Ada como para María Cristina el llegar a la vejez supone trabajos, desvelos, alegrías, tristezas, experiencias. Representa sus propias vidas. Misión difícil que aprenden y nos enseñan a enfrentar.

Mis dos abuelas hoy forman parte de la gran problemática que se ha dado en llamar envejecimiento poblacional, situación que entraña grandes necesidades en el proceso de transformación demográfica desde el punto de vista económico, biomédico y social.

Y es aquí, donde comienza la función de los que acumulamos menos almanaques. Nuestro hogar deviene un escenario y tal papel protagónico lo asumimos al solidarizarnos con los ancianos de nuestra familia.

Comprenderlos y ayudarlos es una tarea difícil, máxime para quienes tienen que lidiar a su vez con enfermedades y hasta con majaderías.

En mi caso lo asumo como un gesto de gratitud por el respeto que merecen mis abuelas, tanto Ada como María Cristina, a quienes les debo mi vida, las enseñanzas, los castigos si alguna vez los hubo, y por demás les debo hasta mis nombres.

En los albores del año 2025 Cuba tendrá la población más envejecida de Latinoamérica y para el 2050 se espera que tengamos uno de los promedios de edad más añejos del planeta.

Ojalá para entonces yo encuentre el apoyo en un ambiente de comprensión y armonía.

Congo y Carabalí

Dicen y con razón, que aquí en Cuba el que no tiene de congo tiene de carabalí.

Frase peculiar que empleamos los cubanos para significar la gran mezcolanza de ancestros en nuestras familias.

Esta diversidad constituye un rasgo común también en los que vivimos en esta oriental provincia de las Tunas.

Descubrimos que tenemos de congo y de carabalí cuando encontramos entre los antepasados una bisabuela haitiana, un tatarabuelo de la madre patria o un descendiente de los primeros esclavos africanos que llegaron a América.

Si buscamos bien hasta un chino o un árabe conforma una de las ramas de nuestro árbol genealógico.

Eso nos hace especial porque experimentamos la diversidad, nos reconocemos como mestizos y nos enorgullecemos de constituir un grupo poblacional donde el que no tiene de congo tiene de carabalí, lo cual supone, sencillamente, ser cubano.

Yagruma y Palma resistieron

Aquella madrugada del 8 de septiembre de 2008, cuando el huracán IKE azotó el territorio tunero, en mi casa varios de los familiares aseguraban que los árboles no resistirían los embates del ciclón.

Al sentir los fuertes vientos, la abuela siempre preocupada, afirmaba en relación con la Yagruma del jardín: “ahora sí se la lleva.”

En tanto, el temor de mi mamá era que la palma cercana cayera encima de la placa de la vivienda y la destruyera.

Al salir el sol comprobamos que el poderoso huracán no pudo tumbar ni la yagruma ni la palma. Ambas quedaron maltratadas, deshojadas, mustias; pero quedaron.

En similares condiciones se encontraban miles y miles de ejemplares de nuestra flora.

El huracán IKE o El Leñador como quedó bautizado en el lenguaje popular, acabó con muchísimos árboles; pero también hubo otros que resistieron y aunque fuertemente dañados, sobrevivieron.

Esos árboles que no fueron derribados por el huracán, al igual que nosotros lucharon por recuperarse y lo están logrando, al igual que nosotros.

Ahora se aprecian los retoños en unos, despuntan nuevas ramas en otros, se reponen, florecen…

La Yagruma ya no muestra sus hojas mustias y la palma cercana a mi casa se mantiene firme, alentándonos con su verdor y su simbólica esbeltez.